Bernardo
Siempre me resultó difícil comprender, como las personas hacen sus cosas,
despreocupadas, como si nada pasara. Justo el día y el momento que
estabas por nacer. Ese instante, en donde el tiempo parece detenerse para
cargarse de emoción, permitiendo que los recuerdos aparezcan como
destellos
luminosos en mi memoria. Dulces vivencias, poderosas, que
trazan líneas indelebles que ningún hecho posterior, lograran borrar
Momentos en donde se me hacen incomprensible cualquier cosa que ocurra
no relacionado a lo que estará
por suceder. Pareciera que el tiempo transcurre en cámara lenta, abstraídos de los latidos furiosos de una ciudad impasible.
Suaves brisas soplan en mi memoria, que reproducen cálidos y
excitantes sucesos. Recuerdos de cuando
supimos que existías
anidado en lo mas profundo de mamá y la dulce espera se iniciaba
Festejamos con inmenso júbilo cuando se escucharon los primeros Latidos
de tu corazón, cuando la panza de mama empezó a modificarse, cuando
se alteraban las formas con tus movimientos. Flotabas plácido, despreocupado,
en tu sutil nido construido por tejidos de tu propia estirpe. Ese ámbito
seguro, perfecto, que tus padres se
preocuparon siempre en proteger. En abrazar
entre sueños, acunando el vientre con infinito amor.
Los responsables de esa mágica escena, esperaron con sabia paciencia.
Cuidando hasta el mas pequeño detalle
que podría perturbarte,
jugando con tus movimientos vívidos. Movimientos que
luego, desencadenaban caricias interminables. Luego de una sensación de faena
cumplida
y de estudios para evaluar tu
salud, empezaron a aparecer síntomas que
presagiaban lo tan ansiosamente esperado
Te llamaste Bernardo desde que eras un brote imperceptible. Nombre
que comenzó a circular, en nuestras conversaciones. Su origen
es incierto y significa “valiente como un oso”, esa valentía y
fortaleza que tus padres, luchadores honestos, sabran
cuidar y fomentar. En sus brazos cálidos y
seguros te brindarán
una dulce fiesta de ternura, mimos y caricias.
El día soñado llegó. Una amalgama perfecta de paz y ansiedad empezó a percibirse
con el comienzo de la actividad sincopada de tu transitoria morada. Las alarmas
estaban naturalmente activadas para alertar la inminencia
del momento culmine. Fuimos a recibirte. Junto a tus padres, participamos de la
ansiosa espera.
Quiero transmitirte, Berni, lo importante que fue tu nacimiento. Todos
gozamos esos instantes que permanecerán grabados y que nunca dejaremos de recordar
Apareciste, súbitamente en los brazos de papa. Pleno de inmenso orgullo,
tus tíos y abuelos te conocieron deslumbrados de tu inmensa belleza. Observamos fascinados la obra
de notable perfección y una inmensa
explosión de alegría nos invadió irremediablemente
Bernardo, bienvenido a mi infranqueable reino imaginario donde
estas junto a Isa, el Pepi y Fran. Ellos y tu abuelo te estaban
esperando ansiosamente. Compartirás con ellos los privilegios que el
abuelo protegerá para que siempre intentes ser solamente feliz
El abu