lunes, 10 de febrero de 2014

Bernardo
Siempre me resultó difícil comprender, como las personas hacen sus cosas,
despreocupadas, como si nada pasara. Justo el día y el momento que estabas por nacer. Ese instante, en donde el tiempo parece detenerse para 
cargarse de emoción, permitiendo que los recuerdos aparezcan como destellos
luminosos en mi memoria. Dulces vivencias, poderosas, que
trazan líneas indelebles que ningún hecho posterior, lograran borrar  

Momentos en donde se me hacen incomprensible cualquier cosa que  ocurra
 no relacionado a lo que estará por suceder. Pareciera que el tiempo transcurre en cámara lenta, abstraídos de  los latidos furiosos de una ciudad impasible.
Suaves brisas soplan en mi memoria, que reproducen cálidos y
excitantes sucesos.  Recuerdos de cuando supimos que existías
anidado en lo mas profundo de mamá y la dulce espera se iniciaba

Festejamos con inmenso júbilo cuando se escucharon los primeros  Latidos 
de tu corazón, cuando la panza de mama empezó a  modificarse, cuando 
se alteraban las formas con tus movimientos. Flotabas plácido,  despreocupado,
en tu sutil nido construido por  tejidos de tu propia estirpe. Ese ámbito seguro, perfecto, que tus padres  se preocuparon siempre en proteger. En abrazar
entre sueños, acunando el vientre con infinito amor.

 Los responsables  de esa  mágica escena, esperaron  con sabia paciencia.
 Cuidando hasta el mas pequeño detalle  que podría perturbarte,
 jugando  con tus movimientos vívidos. Movimientos que luego, desencadenaban caricias interminables. Luego de una sensación de faena cumplida
  y de estudios para evaluar tu salud, empezaron a  aparecer síntomas que presagiaban lo tan  ansiosamente esperado

Te llamaste Bernardo desde que eras un brote imperceptible. Nombre
que comenzó a circular, en nuestras conversaciones. Su origen
es incierto y significa  “valiente como un oso”, esa valentía y
fortaleza que tus padres, luchadores honestos,  sabran
 cuidar y fomentar. En sus brazos cálidos y seguros te brindarán 
una dulce fiesta de ternura, mimos y caricias.

El día soñado llegó. Una amalgama perfecta de paz y ansiedad empezó a percibirse con el comienzo de la actividad sincopada de tu transitoria morada. Las alarmas estaban naturalmente activadas para alertar  la  inminencia del momento culmine. Fuimos a recibirte. Junto a tus padres, participamos de la ansiosa espera.
Quiero transmitirte, Berni, lo importante que fue tu nacimiento. Todos gozamos esos instantes que permanecerán grabados y que nunca dejaremos de recordar

Apareciste, súbitamente en los brazos de papa. Pleno de inmenso orgullo, tus tíos y abuelos te conocieron deslumbrados de  tu  inmensa belleza. Observamos fascinados la obra de notable perfección y una inmensa
explosión de alegría nos invadió irremediablemente

Bernardo, bienvenido a mi infranqueable reino imaginario donde
estas junto a Isa, el Pepi y Fran. Ellos y tu abuelo te estaban esperando ansiosamente. Compartirás con ellos los privilegios que el
abuelo protegerá para que siempre intentes ser solamente feliz

                                                          El abu
Bernardo
Siempre me resultó difícil comprender, como las personas hacen sus cosas,
despreocupadas, como si nada pasara. Justo el día y el momento que estabas por nacer. Ese instante, en donde el tiempo parece detenerse para 
cargarse de emoción, permitiendo que los recuerdos aparezcan como destellos
luminosos en mi memoria. Dulces vivencias, poderosas, que
trazan líneas indelebles que ningún hecho posterior, lograran borrar  

Momentos en donde se me hacen incomprensible cualquier cosa que  ocurra
 no relacionado a lo que estará por suceder. Pareciera que el tiempo transcurre en cámara lenta, abstraídos de  los latidos furiosos de una ciudad impasible.
Suaves brisas soplan en mi memoria, que reproducen cálidos y
excitantes sucesos.  Recuerdos de cuando supimos que existías
anidado en lo mas profundo de mamá y la dulce espera se iniciaba

Festejamos con inmenso júbilo cuando se escucharon los primeros  Latidos 
de tu corazón, cuando la panza de mama empezó a  modificarse, cuando 
se alteraban las formas con tus movimientos. Flotabas placido,  despreocupado,
en tu sutil nido construido por  tejidos de tu propia estirpe. Ese ámbito seguro, perfecto, que tus padres  se preocuparon siempre en proteger. En abrazar
entre sueños, acunando el vientre con infinito amor.

 Los responsables  de esa  mágica escena, esperaron  con sabia paciencia.
 Cuidando hasta el mas pequeño detalle  que podría perturbarte,
 jugando  con tus movimientos vívidos. Movimientos que luego, desencadenaban caricias interminables. Luego de una sensación de faena cumplida
  y de estudios para evaluar tu salud, empezaron a  aparecer síntomas que presagiaban lo tan  ansiosamente esperado

Te llamaste Bernardo desde que eras un brote imperceptible. Nombre
que comenzó a circular, en nuestras conversaciones. Su origen
es incierto y significa  “valiente como un oso”, esa valentía y
fortaleza que tus padres, luchadores honestos,  sabran
 cuidar y fomentar. En sus brazos cálidos y seguros te brindarán 
una dulce fiesta de ternura, mimos y caricias.

El día soñado llegó. Una amalgama perfecta de paz y ansiedad empezó a percibirse con el comienzo de la actividad sincopada de tu transitoria morada. Las alarmas estaban naturalmente activadas para alertar  la  inminencia del momento culmine. Fuimos a recibirte. Junto a tus padres, participamos de la ansiosa espera.
Quiero transmitirte, Berni, lo importante que fue tu nacimiento. Todos gozamos esos instantes que permanecerán grabados y que nunca dejaremos de recordar

Apareciste, súbitamente en los brazos de papa. Pleno de inmenso orgullo, tus tíos y abuelos te conocieron deslumbrados de  tu  inmensa belleza. Observamos fascinados la obra de notable perfección y una inmensa
explosión de alegría nos invadió irremediablemente

Bernardo, bienvenido a mi infranqueable reino imaginario donde
estas junto a Isa, el Pepi y Fran. Ellos y tu abuelo te estaban esperando ansiosamente. Compartirás con ellos los privilegios que el
abuelo protegerá para que siempre intentes ser solamente feliz

                                                          El abu